LOQUILLO LLEGA A SANTIAGO DC EN ABRIL PARA PRESENTAR SU NUEVO ÁLBUM

Hay episodios de la historia, la de mayúsculas: es decir la del Rock, que se quedan tatuadas en el inconsciente colectivo de la inconsciencia popular. Uno pocas veces, en el arte, tiene los ingredientes para hacer algo así. Algo que posea una serie de connotaciones históricas, sociales y personales que pueden convertir un disco en algo para que te recuerden.

Loquillo es de los artistas que huelen esas oportunidades. Y que, obviamente, hace lo posible para provocarlas. Esta vez, con La Nave De Los Locos, había puesto el viento a favor. Canciones de Sabino Méndez, el mejor compositor de rock de nuestro país y el que mejor entiende esa faceta extrema del Loco. Esa impronta adolescente que se observa perfectamente en el maravilloso vídeo de Óscar Aibar del tema “Contento”, con esas tomas de un hombre hecho y bien derecho lleno de tatuajes que sonríe de medio lado y se convierte en el chico de barrio que fue y que adora seguir siendo.

El combo Méndez Loquillo, uno de esos matrimonios musicales llenos de pasión, rupturas y grandes reconciliaciones, tenía un morbo emocionante. Para muchos este disco es recuperar la juventud.

Y, claro, lo tenían fácil. Podían haber repetido esos esquemas seguros de los 80. Imitar a sus imitadores y hacer un disco de revival. Pero han hecho todo lo contrario. Ya se sabe que Loquillo siempre va a dar otra vuelta de tuerca exactamente opuesta a lo que cualquiera esperaría.

La Nave De Los Locos, me atrevo a decirlo: es el mejor trabajo de Loquillo. Ha tenido que pasar por el rock de base, flirtear con el glam, tener una aventura con los poetas y seducir como un crooner para llegar aquí. El disco se ha grabado en poco tiempo, prácticamente en directo, a lo bruto, pero con la delicadeza de los duros. Estamos hablando de rock and roll ¿no?

Pero este disco tiene muchos años de trabajo detrás. Todo lo que Sabino Méndez, Loquillo y el productor, Jaime Stinus han hecho durante toda la historia de la música española. Ese bagaje: las arrugas de la sabiduría están ahí. En un disco viril, potente, afilado, con un sonido escogido con una increíble sensibilidad y maestría por Stinus. Es un disco urbano, grabado en el centro de Madrid, en los estudios CATA, los míticos Sintonía.

La vanguardia está en lo clásico. Y ellos y esa banda formada por los certeros y brutales Stinus, Igor Paskual, Laurent Castagnet, Santi Comet, Josu García y Alfonso Alcalá; y también por Manel Esclusa al frente de la parte gráfica, lo saben. Esa es nave de los locos, de los únicos lúcidos que creen en que las cosas pueden cambiarse.

Loquillo se pone en la vanguardia en todos los sentidos. En el musical y en el de la batalla. Ahí delante, con sus puños cerrados, con la chaqueta en el armario y remangándose la camisa. Él lo sabe, en tiempos de crisis hace falta rock and roll. Mensajes directos, frases lapidarias como “Al sexo escrito le ha vencido el sexo oral”, de “El Mundo Necesita Hombres Objeto”, y guitarras afiladas, dispuestas a matar. Canciones que harán historia como “Luna de Montjuïc” o “Contento”. Sí, Loquillo, en el primer single del disco, dice: contento. Si, contento. Loquillo. Y el mensaje es: no vamos a rendirnos.

Una canción que trae imágenes en blanco y negro, una pandilla de hombres curtidos, el aire de las películas de la White trash, de la crisis de los 30.

El mensaje es claro: Somos los parias de la tierra, una legión en absoluto famélica, no los banqueros que en el crack del 29 se suicidaban. La canción: Contento, que hacía falta en un momento y un país como este.

Loquillo lo ha dicho más de una vez: “si nadie lo hace, tendré que hacerlo yo” y ahí está, en primera fila. Sacando el disco que matarían por hacer muchas bandas de la última hornada del presunto rock español.

Al final, como siempre, ha tenido que hacerlo él.